El mercado de pases de la moda no nos ha dejado un día sin eventos: Sabato De Sarno salió de Gucci y, en su lugar llega Demna. Luego de irse de Balenciaga, Sara Burton llega a Givenchy terminando en Mc Queen. Chanel designó a Matthieu Blazy quien venía con una carrera espectacular en Bottega Veneta, John Galliano deja Maison Margiela y toma la posta Glenn Martens. Donatella se fue de su propia casa, después de ser líder indiscutible por 28 años. Pero también hay una salida que nos dejó boquiabiertos. Jonathan Anderson se fue de Loewe después de 11 años, y es tanto lo que me gusta el JW Loewe que no quería quedarme afuera de las reviews.
Loewe no remontaba, no tenía impacto y, claro, no había ventas. En sus primeras colecciones ya se pudo notar los cambios experimentales. En 2013, lanzó el Basket Bag, todo un hit. Las colecciones 2015 y 2016 son hitos con diseños asimétricos, mezcla de texturas, siluetas descontracturadas, renovó el logo y presentó el bolso Puzzle, que se convirtió en un producto clave en la nueva era de la marca.




Popularmente, se habla de las casas de moda exigiendo a sus diseñadores que no se despeguen de su identidad, estética y legado. La particularidad de Loewe es que, históricamente, se consideró como una empresa que honra la artesanía y es aquí donde Jonathan Anderson recoge el guante e impulsa una inversión artística absoluta, altamente exitosa, ni más ni menos que con su propia visión. Mencionaré algunas pero la realidad es que, entre las colaboraciones, las colecciones propias y las iniciativas creativas, es imposible terminar por incluirlas a todas.






Una que resume bastante, es la exhibición itinerante Crafted World, donde hace un recorrido por los 178 años de historia de la marca.
Se sabe que la marca se instaló en Madrid en 1892 en un local donde funcionaba una marroquinería desde al menos 1846. Aquí la exquisitez de Loewe. En el trabajo de sus cueros se puede ver la fusión de la influencia musulmana y mediterránea que comúnmente se ve en la península. Esto se traslada al resto de sus diseños y sus propuestas de marketing y es Anderson quien abre un mundo de posibilidades donde experimenta y explota un arte ilimitado sin dejar de lado la importancia de la singularidad en la artesanía, el cual es el punto de partida de todo el trabajo que lleva a cabo en las 21 colecciones en su paso por la marca.
AW19 paneles de cerámica en los diseños, Fragancias para el hogar, SS22 vestidos con panel de metal, SS23 las piezas con césped, AW23 piezas metales, SS24 piezas hechas de arcilla, Car Dress, Egg Shoes, Polly Pocket Collection, tanto, y tanto más.









Un visionario, un talento extraordinario, un perfeccionista de raza (aquí en primera persona), un trabajador incansable (mientras llevaba a Loewe a lo más alto, trabajó su propia marca y colaboraciones con Uniqlo), un autor del buen gusto, un Irlandes, mi favorito!. Me encanta el respeto que no dejó de lado mientras estallaba una casa tan tradicional y con tanta historia.




JW tuvo una oportunidad que tradujo en un objetivo ávido. Se convirtió en el artesano que quiso ser, con su contemplación, con el arte, el cine, la música. Fabricando cosas de la mejor calidad, bien hechas, terminó por transformar a Loewe en una de las marcas más deseadas de la industria además de convertirla también en una de las más versátiles.
Su ultima presentación fue en el Paris Fashion Week el pasado marzo donde, en vez de ir por un desfile tradicional, exhibió su trabajo en el Hôtel de Maisons donde tampoco fue posible encontrarlo.



Mientras Loewe ya tiene a Jack McCollough y Lazaro Hernandez como nuevos directores creativos, el futuro de JW sigue siendo el gran rumor de ser el próximo nombre para Dior. ¡Cruzando los dedos! ¡Ojalá!.
Todavía podemos disfrutar de sus trabajos espectaculares que hace en su propia marca JW Anderson. A mi, obvio, me encanta cuando va full Irish.



Feliz Semana,
Flor
Que hombre porfaa